RELATO: Batman: el erecto nocturno 2

Bruce lleva una vida compleja, los últimos meses a tomado una segunda identidad para proteger a Gótica de la anarquía e inseguridad, la mafia y los asaltos eran cosa de todos los días. Él había tenido que renunciar a muchas cosas, hasta hace poco donde una experiencia de placer lo había hecho considerarlo de nuevo, pero el peligro que hay en la calle no lo dejaría  cambiar tan fácil, al menos hasta la visita de una vieja amiga que lo pondrá en un punto crucial para él y para Gótica.


Capítulo 2

Las últimas semanas, se habían vuelto mucho más difícil y agotador estar capturando delincuentes y enfrentándose en repetidas ocasiones contra la mafia de Carpattia, la existencia de Batman ya no era desconocida entre ellos y por lo tanto siempre estaban esperando su aparición para tratar de matarlo. Sebastian Carpattia era el jefe de la mafia de Gótica y difícilmente dejaba rastro, nunca se movía solo y tenía a los mejores guardaespaldas para él, por lo que tratar de entregarlo a la policía no era nada fácil, ademas cada vez que había sido arrestado siempre salía con la suya, era prácticamente intocable. Los grupos de la mafia que recibían los cargamentos y entregas normalmente, eran de 5 chicos bien entrenados, ahora por lo general eran el doble y mucho mejor armados. 
La mafia llevaba las últimas semanas enfrentándose a Batman con armas nuevas y desconocidas, eran mucho más potentes y dañinas, aunque el siempre estaba muy bien equipado y les vencía de igual manera, le empezaba a preocupar el origen de estas, las armas estaban especialmente diseñadas para ellos y no se encontraban a la venta en otros lugares, su pregunta era ¿quién?
Bruce llevaba días agotado, ya no pensaba correctamente y tenía constantes cambios de humor, por el hecho de estar llegando a su penthouse a las 5 o 6 de la mañana y tener que levantarse a las 8am para tratar de llevar una vida "normal" que a él no le agradaba. Su vida no podía ser más vacía, dársela de rico desinteresado, egoísta y superficial, tratar de llevar una empresa que se movía sola y que solo necesitaba de su firma, sonreír a la gente correcta y agradar a las personas que le servían de algo. Que vida tan más mierda, pensaba él, sin mencionar el tener que asistir a fiestas donde su presencia ni siquiera era apreciada. 
Aún recordaba esa fiesta que se había llevado acabo en el piso de abajo, apenas un par de semanas atrás, donde había conocido a ese chico, David Sorrentino, el chico que le había hecho disfrutar una noche como ya no podía, le había gustado en verdad, pero no podía permitirse ese gusto, Gótica no se lo permitiría. 
La mañana siguiente a esa noche aún le venia a la mente todos lo días, sabía que había sido lo correcto, pero algo adentro de él aún le dolía, sobre todo esas últimas palabras que salieron de la boca del chico.
-Creí que había sido algo especial.- y lo había sido, pero Bruce no podría decírselo. Y así de rápido como David lo conoció y lo enamoró, se marchó, para no volver, creyendo que su corazón era el único roto, pero no, esa mañana hubieron 2 corazones rotos en el Penthouse de Bruce Wayne.
Alfred había sido la principal razón, pero Bruce no lo podía culpar, tenía razón y no podía molestarse con el hombre al que quería como a su padre y que siempre lo había apoyado.
-Joven Bruce, entiendo que crea que él es el chico, y a mi no me causa ningún problema, pero usted no podrá mantener una relación, mientras use esa capa negra. Una relación se forja en confianza y comunicación y llevando esa doble vida usted no podrá ser así, no permitiré que ese chico viva con esa angustia, ya es demasiado con que un viejo como yo tenga que esperar cada noche a que llegue con vida. No pienso darle esa carga a nadie más, joven Bruce.
Que duras palabras le había dicho ese día Alfred, pero era verdad no podía dar esa carga a nadie más. Sus ojos se inundaron un poco pero se contuvo. Un ruido de la cocina lo sacó de sus pensamientos, se acerco al telefonó de recepción y contesto.
-Diga.
-Señor Pennyworth.
-No, soy Bruce.- interrumpió él.
-Oh, disculpe señor Wayne.- se sorprendió el guardia del lobby, no era nada común que Bruce contestará, pero prosiguió con el mensaje. -señor Wayne, lo que sucede es que está aquí una chica que dice conocerlo, dice que es una vieja amiga.
-¿Vieja amiga?- pensó Bruce un instante, había tratado a muchas chicas hermosas en el pasado, pero no consideraba a ninguna como vieja amiga, amigas de una noche quizá.
-Si, es lo que le digo, que usted no recibe visitas y que...
-Dile mi nombre, estúpido pansón.- interrumpió una voz algo aguda y fuerte.
-Disculpe señorita, déjeme hablar a mi- dijo el guardia algo irritado- la chica dice que se llama Hayley...
Los ojos de Bruce se abrieron de inmediato, sabía perfectamente quien era, además esa voz gritona y aguda y su mala educación, no podía ser de otra más.
-Quirrel creo.- terminó de decir el guardia.
-Quinzel- dijeron dos voces al mismo tiempo, la de Bruce y la de la chica gritona, solo que la segunda agregó un idiota al final.
-Oh, entonces supongo que si la conoce señor Wayne, ¿la dejo subir?
-Claro-  dijo Bruce con una voz nerviosa, la única chica que lo hacia sentir inferior y casi tímido estaba a punto de subir a su Penthouse. Colgó el teléfono sin importarle lo demás que tuviera que decir el guardia. Él se estaba poniendo nervioso, disfrutaba mucho de la compañía de Haley, habían hecho bastantes cosas, pero el Bruce que ella había conocido era muy distinto al que se encontraba parado en ese momento. En ese entonces el había hecho cosas muy locas, era fiestero, sexualmente activo y un alcohólico. Pero había sido antes de volver a Gótica y tomar su segunda identidad. Él, entonces recordó esos últimos viajes que hizo antes de llegar a la ciudad, Boston, Los Ángeles, Nueva York, Las Vegas... wow, Las Vegas que noches locas vivió ahí y precisamente a lado de Hayley, y otros cuantos más. Él seguía pensando cuando un gritó lo hizo voltear hacia la entrada.
-¡¡Bombón!!- en el pasillo se encontraba Hayley, tan guapa como la recordaba, 1.65cm de altura, piel blanca, una sonrisa enorme, esos ojos azules grandes y penetrantes y cabello dorado ondulado que pasaba de sus hombros. Tenía un muy buen cuerpo, senos grandes, trasero aún más grande y muy buena cadera, todo en su lugar, ni las piernas ni los brazos los tenía flácidos, gracias al ejercicio que practicó desde pequeña, incluso el trabajo de porrista le había servido de mucho.
-¿¿Como has estado Bubu??- ella era buenísima para poner apodos de lo más ridículos, pero en ella era bien aceptado, incluso lindo.
-¿Muy bien y tu Hayley? que milagro que vengas de visita, a Gótica.
-Me aburrí un poco de Inglaterra, todo el tiempo parece invierno, es horrible.
-Jaja, ya veo, pero teniendo el resto del globo, ¿porque Gótica? creo que no hay ciudad que odies más.
-Si bueno, dicen por ahí que hay muy buenas oportunidades de inversión y crecimiento aquí en Gótica, y tu sabes que si algo me gusta aparte del sexo, es el dinero.- Bruce pudo sentir el aliento de las ultimas palabras, por la cercanía que tenia su oreja de los labios de Hayley, trató de parecer imperturbable.
-Bueno, a menos que inviertas en desarrollo armamentista o ingeniería genética, no creo que haya muchas oportunidades.
-Ah pero eso es algo que tu sabes muy bien ¿verdad bombón?- ella lo miraba, con una mirada seductora y segura, él trataba de mantener una distancia que para ella no existía, el espacio personal era algo que ella nunca había respetado. Ella siguió con sus sensuales movimientos y su acercamiento hacia Bruce. -Pero hay algo que me gusta más de ti bubu.- ella desvió su mirada a la entrepierna de Bruce y antes de poder tocarla con su mano, Bruce la detuvo.
-Hayley, por favor.- él notó la sorpresa en los ojos de ella.
-Vaya Bruce, en serio esta ciudad de mierda, te a cambiado, unos meses aquí y ya quieres hacerte santo. Pero yo te conozco bien bombón y eso no te va, ¿acaso ya olvidaste las Vegas? 
-Ja, no podría ni aunque quisiera.- le dijo Bruce algo apenado.
Las Vegas fue su último destino antes de llegar a Gótica, un viaje que duró 1 mes en el que viajo por muchas ciudades de Estados Unidos. El plan era simple, divertirse, tomar y coger como loco. Pero ese último fin de semana fue mucho más loco de lo que esperaba. El sábado saldría a celebrar por última vez, antes de tener que tomar el control de Empresas Wayne, obligación que tenía por su apellido y por el testamento de sus padres, pero que no le importaba en lo más mínimo. Hayley tendría que hacerse cargo de la pequeña empresa de su familia que estaba creciendo en Inglaterra, mientras estudiaba psicología. 
Ambos quedaron en verse en el Caesars Palace, donde cenarían, jugarían y apostarían un rato, pero las copas los superaron a ellos, por lo que se fueron a un antro a seguir con su fiesta, fue ahí cuando las cosas se salieron de control. Hayley creyó que sería más divertido si tomaban un trago de tequila junto con unas píldoras que ella traía en su bolso, nunca dijo como ni de donde las consiguió, pero la cabeza de Bruce no estaba en todas sus funciones por lo que accedió. Lo demás solo fueron besos, baile, música, una limusina, y una orgía en su habitación, todo pagado por él. Fue tan fácil, invitar a muchos chicos y chicas en estado de ebriedad y calientes, y ya, todo estaba armado. Era una lucha de miembros, todos contra todos, pero Bruce y Hayley a pesar de la gente y los roses, siempre se guardaban un espacio para ellos.
Pero las noticias corrían rápido y más si se trataba de el heredero multimillonario de alguien, eso casi le costó todo a Bruce.
-¿No se supone que lo que pasa en las Vegas, se queda ahí, Hayley?
-Oh por favor Bruce, todos saben que eso es solo para animar a la gente a hacer todo lo que no se harían en otros lugares, pero tu y yo sabemos, que por más que los ocultemos, los secretos, estos no siempre se quedan escondidos ¿verdad?
Después de que dijo eso, Hayley se acerco a Bruce lentamente, acerco sus labios al oído de Bruce, donde lo empezó a morder. Bruce sintió un pequeño escalofrío recorrer su cuerpo, pero así como pasó la última vez, él no pudo resistirse a Hayley.
Ella empezó a bajar su labios hacia su cuello, lo beso de un lado a otro para subir de nuevo hacia su mentón y de ahí a sus labios, Bruce sabía que ella no besaba, ella devoraba todo a su paso. Mientras sus labios estaban unidos, tapando un juego entre sus lenguas, la mano de Hayley se fue moviendo hacia su entrepierna, acariciando el bulto que se tapaba con la tela del pants deportivo que llevaba puesto, la movía lentamente para ir provocando una erección, bajó su mano hacia donde estaban sus testículos, para seguir con el mismo juego de movimientos. 
El la tomó por los glúteos para subirla a la enorme mesa de roble negro, casi nunca era utilizada, pero con Hayley todo se podía usar. La sentó en la orilla, mientras seguían besándose, Bruce empezó a tocar sus senos con ambas manos, los apretaba algunas veces. Ella le quito la camiseta, para dejar su abdomen desnudo, a ella le encantaba esa piel suave, pero fuerte, el camino de vellos que llevaba a lo que ella consideraba la gloria, su pecho muy bien trabajado tenía unos pocos vellos oscuros en medio y otros cuantos alrededor de sus pezones. No llevaba ni media hora en ese edificio y ella ya estaba completamente caliente, tal vez era por tanto tiempo sin ver a Bruce, pues vaya que lo quería.
Ella llevaba puesto un bluson blanco de esos que son flojos en la parte superior pero se van ajustando al llegar a la cintura, un pantalón ajustado negro y tacones rojos, ese conjunto le quedaba perfecto pues remarcaba su figura y la hacia ver más estilizada pero igual no duraría mucho con ello puesto. Bruce se lo quito dejándola en ropa interior, la siguió besando y esta vez él fue el que empezó a bajar sus labios por su cuello, su torax, hasta llegar a sus senos, donde empezó a besar el espacio que los divide, pasando de uno a otro, ella disfrutaba del momento cerrando los ojos y girando su cabeza hacia arriba, el desabrocho su sostén y se lo quito rápidamente para poder seguir besando y chupando sus pechos, sus pezones eran no muy grandes y de un color rosa no muy oscuro, él siguió besándolos y pasando su lengua sobre ellos, para que se pusieran erectos. Mientras su mano iba explorando sobre la tela de su ropa interior tinta, fue bajando de sus pechos, por su torso, estomago, pubis hasta llegar a su entre pierna, donde bajó su truza de encaje con los dientes, dejando al descubierto una vagina suave y totalmente depilada, siempre la había mantenido así. Se puso de rodillas y se acercó con la lengua para chuparla poco a poco, abriéndose paso en ella, con un olor no muy fuerte, era de un color rosa y aunque él prefería los culos, esa era una de sus favoritas, pues ya la conocía muy bien.
Ella acerco su mano a su vagina, y la abrió un poco con su dedo índice y el del medio, dando pequeños círculos en ella con el dedo medio, Bruce aprovecho para bajarse el pants y poder jalar sus 21cm de verga medio morena, ahora los vellos púbicos estaban más grandes, puesto que desde David, él no se había dado el tiempo de recortarlos y no consideraba tener sexo por algún tiempo. Cuando sintió que su pene estaba lo suficientemente erecto se levanto para estar a la altura de la mesa y por lo tanto de las circunstancias. Tomó un condón y se lo colocó, después empezó a frotar la entrada de la vagina con la cabeza de su pene, de arriba hacia abajo, la lubricaba de vez en cuando con un poco de saliva. Hayley hacia pequeños sonidos de placer, se notaba que ardía por dentro, él metió lentamente su pene, por la vagina, con otras personas hubiera tomado consideraciones, pero a ella le gustaba que fuera directo y rápido, así que no tardo en tenerla toda adentro. 
Después siguió con las embestidas, ella seguía gimiendo, era lo que a él le encantaba de coger con ella, tomó su espalda y la levantó, seguía con los movimientos de cadera, mientras la sostenía en el aire, ella, puso sus brazos alrededor de su cuello y sus piernas enganchadas a las de él, con lo que se podía impulsar hacia arriba ayudando con los movimientos, sus senos se rosaban con el torso de Bruce con cada movimiento, después de un rato en esa posición Bruce la volvió a poner de espalda con la mesa, pero él con el cuerpo inclinado hacia delante, de manera que sus cuerpos siguieran en contacto y continuo rose. 
No sabía cuanto tiempo llevaban teniendo sexo en el comedor, pero sabía que era mucho y que para Hayley eso no era nada aún, apenas la entrada, para su lastima él ya iba de salida, al menos por ese día. Sintió un espasmo recorrer su cuerpo, sus músculos se contrajeron, su espalda de arqueo un poco, cerró los ojos por impulso y terminó con una última dura embestida, pronto sintió el liquido caliente llenando el espacio del condón, y algunos chorros llenando sus pene que ya volvía a estar flácido lentamente.
-¿Joven Bruce?- se escuchó a unos metros, Bruce se soprendió y paro en seco, había olvidado que Alfred estaba en el penthouse, siempre estaban tan ocupados los dos que casi no se veían.
-Alfred perdona, yo...
-No hay problema joven Wayne, creó que el que ha interrumpido algo fui yo, una disculpa.
Bruce se quitó el condón y tomó su ropa del suelo, mientras trataba de explicar y justificar lo ocurrido, aunque sabía que a Alfred no le afectaba en lo más mínimo, él lo respetaba y le daba vergüenza que lo encontrara en esas situaciones.
-Alfred, yo pensé, creí que tu no...
-Señor Wayne, no me molesta que haga estas cosas, pero preferiría que fueran en su habitación, de preferencia con la puerta cerrada, y no en la mesa traída de Italia.- Alfred parecía tranquilo, incluso parecía que le daba gracia. Hayley se bajo de inmediato de la mesa algo sonrojada pero rápidamente disculpándose, mientras se ponía sus prendas de ropa.
-Lo siento mucho Alfred, nosotros simplemente platicábamos y pasó, no fue mi intención que fuera en la mesa. Soy amiga de Bruce, no se si me recuerde, soy Hayley Quinzel.
-Oh, señorita Quinzel, claro que la recuerdo, ahora es toda una mujer- dijo Alfred -ahora entiendo porque Bruce nunca deja de hablar sobre usted.- una sonrisa burlona se pinto en su cara mientras miraba a Bruce, que claramente desaprobaba ese último comentario.
-¿En serio? vaya Bruce parece que me extrañabas.- dijo ella riéndose.
-De nueva cuenta me disculpo, por la interrupción, les dejo, que tengo que hacer algunas otras cosas. Y por cierto, bienvenida de nuevo señorita Quinzel.- diciendo esto se marchó.
-Hay me encanta Alfred- dijo Hayley -pero bueno, parece que nos interrumpieron, igual solo pasaba a saludarte bubu. 
-¿Cuanto tiempo te quedarás en Gótica?
-Bueno, lo suficiente para divertirme con ella, así que pienso terminar mi tarea y largarme, el caoz que hay en esta ciudad no es nada normal Bruce, lo sabes, no pienso ser una víctima más.
-Bueno, ya sabes lo que dicen de...
-¿Del hombre que viste de negro y lucha por las noches para cuidar la ciudad? pff por favor es patético, ese sujeto le falta coger eso es todo.- posiblemente tenia razón pensó Bruce, pero ella no entendía lo que Batman hacía.
-No creo que el hombre que esta en frente de mi seas tu, tu no eres así Bruce, acéptalo. Tu no necesitas nada de esta ciudad, solo vende tu empresa y ya, Somos muy diferentes a esa gente, no pertenecemos a una clase social, tenemos nuestra propia manera de vivir nuestras vidas, a lo grande, no nos amarramos a nada ni a nadie, eso es lo divertido de esto Bruce. Está adentro de ti, ese impulso que salió ahora y te dejó llevar, ese es el Bruce Wayne que conozco.
-Posiblemente, ese Bruce ya no está Hayley, todavía se puede hacer algo por esta ciudad, Wayne Enterprises puede hacer mucho.
-Como quieras Bruce -ahora Hayley parecía molesta e irritada- yo no pienso quedarme aquí por mucho tiempo, pero lo que esté, me lo pasare en grande, eso te incluye a ti. Pero cuando me largue, estarás cordialmente invitado a venir conmigo, siempre.
Bruce pensó esas palabras que decía Hayley, quizá tenía razón, pero no podía considerarlo.
-Lo siento Hayley, pero no puedo, le debo mucho a esta ciudad, por mis padres.
Ella parecía decepcionada con su respuesta, pero no derrotada, no se iba a dar por vencida tan fácil, iba a luchar por recuperar a su antiguo amigo.
-Como quieras bubu -se acercó a él y le dio una tarjeta- este es mi numero, siempre estaré disponible para ti, me gustó haberte visto de nuevo, nos vemos Bruce. -Ella se acercó a su cara y le dio un beso en la mejilla, para después dirigirse a la puerta e irse.
Bruce estaba ahora más agotado que antes, su cabeza llevaba, días que le daba vueltas, pero está nueva visita era demasiado, no había estado tan confundido en tanto tiempo. Cuando se trataba de Gótica, siempre era su prioridad. Pero parecía que su pasado, se aferraba por hacerlo volver. Nada tenía sentido ahora, se sentía solo y vacío, ya ni ayudar a gente inocente le parecía lógico. Pero así como ayudar puede hacerte querido y respetado, también puede traerte muchos enemigos. Gótica necesita ponerlo a prueba, y vaya que iba a hacerlo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Taquito de Ojo: Henry Cavill (Superman)

Taquito de Ojo: Chris Salvatore

Taquito de Ojo: Descuidos